El descontento que está viviendo el venezolano común, es una verdad que atormenta al gobierno. Mi Comandante está haciendo hasta lo imposible por enmendar los errores que alguna vez cometió, y su maquinaria propagandística está trabajando a toda mecha con el fin de seguir reuniendo almas compradas. Irónicamente, estas almas compradas conocen su destino y su naturaleza; conocen las malversaciones y los desvíos de fondos, la hinchazón de presupuestos y los deliciosos y provocativos guisos que los líderes cocinan con una expresión cínica debajo de la boina roja.
Esto no es noticia nueva. Seguramente en tiempos de la cuarta república era la misma vaina, cuando el caradurismo pisaba la moral. Pero el pasado es pasado. Actualmente, las tirrias, las amenazas, los pleitos internos, la violencia y la falta de moral, tienen a los periodistas y a los ciudadanos correctos callados. En la página en que yo me encuentro se encuentran más de la mitad de los venezolanos. Existen Ciudadanos (con C mayúscula) que quieren una Venezuela libre de corrupción y ponen su grano de arena para hacer del país un lugar mejor.
Conozco casos de casos que han sido silenciados por puro e innato miedo, por un amor incondicional a la vida. Les dicen: “Si hablas, te quebramos”. Eso es inaudito. En par de ocasiones he intentado informarme de las irregularidades y de casos de corrupción en los cascos de las instituciones gubernamentales. Asumo la responsabilidad que atañe la escritura de este artículo, al arrogarme las amenazas valientemente, sin dar un paso atrás por el bien de mi país. Les comento.
Cuando me informan, entro en razón y me doy cuenta que la idiotisincracia del venezolano está más viva que nunca. He escuchado exclamar a mis fuentes una y mil veces: “El que no está en nada es un pendejo”. Creo que una de las decepciones más grandes que tuve en mi vida fue detonada por ese comentario. El facilismo que impregna esas palabras patea y escupe mis conceptos de conciencia cívica. Estoy seguro que más de uno que lee mis palabras en este momento, sonríe al leerlas. En una oportunidad, hablé con mi fuente en el PSUV y me comentó ciertas cositas.
Resulta que existían ciertas irregularidades dentro de unas instituciones que no mencionaré, relacionadas con un posible candidato a las elecciones de 2010 a la Asamblea Nacional por el PSUV. Éste líder pseudo-socialista, se llenó la boca prometiéndoles a alumnos de la UNEFA que les conseguiría dinero trabajando para los actos y eventos del gobierno. Todo se le fue en vanas aliteraciones sin hechos reales y promesas no cumplidas. Según cuentan las malas (buenas) lenguas, todo el dinero que estaba dispuesto para el pago de protocolo en estos actos, se los embolsilló el ruin patán Psuvista.
Pero claro, mi fuente sigue militando en el partido a pesar de que le jugaron gato por liebre y alega que quien no está en nada es un pendejo. Luego, sale a hacer actividades proselitistas y clamar con amor y con gritos extenuantes el nombre de Hugo Rafael, adjudicándole valores intachables y apropiándose de la historia como si fuera sólo roja. Pero no es así. La historia es de todos, así como la supuesta Venezuela que tanto se atribuye el Presidente. Pero no es el único caso. Tengo un amigo en otra institución perteneciente a una alcaldía, que también me informa de los guisos que se cocinan adentro. Cuando le pregunté que si había muchos guisos dentro de la alcaldía se carcajeó entrecortadamente y me respondió que no estaba autorizado a darme ese tipo de información. ¿Qué clase de respuesta es esa? Si al menos quieres encubrir la corrupción, niéguela hasta la muerte, no te rías en mi cara de pendejo que no guisa como tu.
También, he conocido estudiantes de Derecho que empiezan a trabajar en el Ministerio Público y ¡PAS! De la noche a la mañana tienen tremendo celular, tremendo relojote, tremenda cara dura. ¡Que increíble! ¿Con un “sueldito” de pasante conseguir todo eso? Seguramente se han convertido en expertos cocineros con especialidad en guisos. En conclusión, dentro del PSUV, existe una excesiva competitividad que le abre paso al oportunismo. Así se obtienen dineritos dispuestos en primera instancia para el pueblo. Se ríen en nuestra cara, aprovechan cualquier paso en falso para timarnos y nos engañan viéndonos la cara de demócratas bobos que somos. Pero ellos justifican sus actitudes con unas elecciones internas, exaltando el carácter “democrático” del PSUV.
La democracia en mi concepción es una cualidad moral de cualquier grupo. Muchos de estos líderes tienen rabo e’ paja y esto me hace pensar que tienen la moral muerta; al igual que ciertos traidores dentro de la Oposición. La gigante máquina comunicacional se está encargando de maquillar la verdad. Sólo dejo a juicio divino la política venezolana y el destino del venezolano a caballo que se mata galopando al lado de estos hipócritas.
